Tres únicos días de representación en este espacio del Área de Cultura, Turismo y Deporte

El Don Juan Tenorio, con Manuela Velasco y Carles Francino, llega al Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa

Los intérpretes Manuela Velasco y Carles Francino en una fotografía de Luiscar Cuevas
Los intérpretes Manuela Velasco y Carles Francino en una fotografía de Luiscar Cuevas

El teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, se suma a la celebración del Día de Todos los Santos con el gran clásico de esta época otoñal: el Don Juan Tenorio de Zorrilla. Esta dramatización, que dirige Ignacio García, es una producción propia de este teatro municipal y podrá verse durante tres únicos días (31 de octubre, 1 y 2 de noviembre) en el escenario de la Sala Guirau de este centro.

La historia de Don Juan, el burlador de mujeres más célebre del teatro español, transcurre en 1545 en la ciudad de Sevilla. La primera parte ocurre durante el Carnaval y la segunda, en un cementerio en la Noche de Difuntos, cinco años más tarde. Don Juan es el seductor libertino y sin escrúpulos que apuesta con su amigo Luis Mejía a quién podrá ser más audaz en temas amorosos. Aunque supera a don Luis en el desafío, va más allá y decide seducir a doña Inés, una joven inocente y hermosa que está destinada a convertirse en monja y que, finalmente, acabará siendo su verdadero amor.

Ignacio García firma la versión y la dirección de este montaje con un reparto de excepción: Manuela Velasco, Carles Francino, Chema León, Mario Gas, Joaquín Notario, Juanma Cifuentes, Pepe Viyuela, Diana Palazón, Vicky Peña, Chema Ruiz, Juan Manuel Navas, Chema de Miguel, Javier Gallardo, Cecilia Solaguren, María José Alfonso e Irene Aguilar. Además, la obra cuenta con la actuación especial de la Escolanía de El Escorial.

Como señala el director, “pocos versos resuenan en el alma y en la memoria de nuestra gente con la fuerza de ese famoso ángel de amor que ha ido pasando de generación en generación durante el último siglo y medio. Podremos discrepar del contexto moral y religioso del original, podremos juzgar a Don Juan desde el hoy y sus valores, pero es indudable que la obra y sus versos tienen una verdadera fuerza sobrenatural que nos invoca y nos convoca a un territorio único, el de la pasión amorosa sin límite, que hace de la obra un monumento al amor, a un amor potente y arrebatador, un amor que todo lo inflama y lo transforma, hasta más allá de la muerte”.